Todos sabemos que en nuestra rutina diaria sufrimos diversas preocupaciones en diferentes ámbitos, pero todas tiene que ver con no conocer con seguridad cuál será el resultado de una acción, una circunstancia o final de una situación. Es manifiesto que hay muchos niveles de preocupaciones, y algunas de estas viven en nuestra zona de confort, otras tienen mayor importancia y también están las que pueden hacer que perdamos el control de la situación.
¿Por qué nos preocupamos tanto por las cosas?
En primer lugar, debemos pensar qué significa tener una preocupación en la mente y es algo muy sencillo. Lo que provoca una preocupación es ocuparnos previamente de algo que aún no ha sucedido. Esto genera cierto desasosiego, inquietud, miedo, etc…Estas son sensaciones de las que deseamos huir y que van más unidas de lo que creemos a la tan referida ansiedad. Hay un aspecto vital y de anticipación e las preocupaciones, y es que de alguna manera nos adelantamos en el tiempo a lo que va a suceder en el futuro.
Lo que provoca una preocupación es ocuparnos previamente de algo que aún no ha sucedido
Aspectos positivos y negativos de anticiparse a los problemas
Hay que referirse a la parte positiva y la negativa de las preocupaciones. Es positiva en el aspecto que anticiparnos a posibles y potenciales percances o disgustos provoca que nos pongamos alerta ante esta situación, pensando en posibles escenarios, posibles salidas y reacciones.
En cuanto a lo negativo, viene dado por una exagerada reacción ante lo que va a pasar. Pensamos en una situación donde domina una mentalidad catastrofista sobre las posibles consecuencias del problema que tenemos ante nosotros. Todo esto genera mucha ansiedad y debido a ello un malestar unido a la situación que puede llegar a producirse.
A continuación, os dejamos algunos consejos para relativizar las preocupaciones y pensar en lo más positivo de nuestra vida
Centrarse en los pensamientos positivos
Es aconsejable no dejar que puedan contigo las preocupaciones. En el momento que te sientas preocupado por algún tema, es positivo concentrarse en cambiar ese pensamiento por uno más agradable.
Disfrutar de lo que se tiene
Debemos pensar aquellas razones que tenemos para sentirnos bien. Es beneficioso enfocarnos en aquello con lo que contamos y no en lo que echamos de menos por no disponer de ello. Las razones para ser agradecido son siempre muy personales, pero lo mejor es disfrutar y agradecer, entre otras cosas el hecho de tener un hogar, una familia o un trabajo.
Pensar que se resolverán los problemas
La preocupación que nos afecta en lo anímico a veces proviene del miedo. Debido a este, nos agobiamos y vemos que los problemas son más importantes de lo que realmente son. Para evitar este pensamiento debemos vernos superiores a esos problemas que nos corroen.
Pedir ayuda profesional
Si las preocupaciones son tan agobiantes que no nos permiten ser feliz en nuestra vida, lo más seguro es que haya llegado el momento de echar mano de un profesional que te ayude para superar esos problemas anímicos.
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